Las personas con diabetes de la Comunidad Valenciana, mantienen una constante batalla con la Consejeria de Sanidad, que "sólo accede a reunirse cada vez que algún medio de comunicación publica algo" sobre las carencias en el tratamiento de una enfermedad muy desconocida por la sociedad, pese a que casi todo el mundo ha oído hablar de ella y conoce algún caso cercano.
Los problemas con las agujas han vuelto a la palestra con la adjudicación a Braun, esta vez en forma de fugas de insulina, problemas a la hora de enroscarlas, puntas dobladas y molestias en la inyección que frecuentemente llevan aparejados moratones en la piel. Y un pero más: carecen de la doble protección que viene recogida en todos los manuales sobre Diabetes.
La coordinadora de la Asociación Valenciana de Diabetes no entiende que Sanidad no haya reaccionado a los avisos de médicos y enfermeras que, tras detectar estos problemas, los han registrado en Abucasis, el sistema interno de la Consejeria que contiene los datos e historiales médicos de todos los pacientes de la Comunidad.
"Tuvimos una reunión con la Conselleria y nos pidieron moratones", comenta María Deltoro, quien asegura que hay cientos de quejas con registro de entrada en la Consejeria, que parece que no son suficientes para el director general de Farmacia, José Luis Trillo Mata, que zanjó el asunto afirmando que "un comité de expertos evaluó el material y lo aprobó cumpliendo con los requisitos técnicos".
Un mal control del índice glucémico puede tener graves consecuencias para los pacientes con el paso del tiempo, dañando órganos como el corazón, el hígado, el riñón, así como complicaciones en vista y extremidades. "Si obvias las cosas, no sabes de qué estás hablando", lamenta Deltoro.
La coordinadora de la Asociación de Diabetes de Valencia dice bien alto lo que muchos médicos denuncian en sus consultas sin atreverse a hacerlo en público: "los políticos sólo adoptan medidas cortoplacistas. Hacen números y no tienen ni idea". Y añade de su cosecha: "en la Conselleria nos dicen que tenemos chalés pagados por Becton Dickinson, la antigua adjudicataria de las agujas".