Proponen orinar la glucosa para combatir la diabetes

orinarglucosaTodo es poco para combatir una de las plagas sanitarias del Siglo XXI: la diabetes tipo 2, la que aparece con el deterioro de la función del páncreas como generador de insulina. A las siete familias de fármacos ya existentes se ha unido en el último medio año una nueva: la de los inhibidores del transportador sodio-glucosa (llamados genéricamente gliflozinas).

Se trata de un nuevo abordaje: el medicamento bloquea el proceso por el que la glucosa supera el filtrado de la sangre en el riñón. Para hacerlo -y seguir en el torrente sanguíneo- necesita del transportador. Al inhibirse este, no consigue superar el filtro y acaba expulsada con la orina.

Es como si en un colador hubiera unos agujeros específicos para la glucosa y el sodio. El fármaco los tapona, con lo que las sustancias no siguen en el circuito. De esta manera, baja el nivel de azúcar de la persona por un mecanismo nuevo. Además, en el proceso también se pierde sodio, por lo que baja la tensión arterial, y, como consecuencia de la salida del azúcar, se baja peso, han explicado Javier Salvador, especialista en Endocrinología de la Clínica Universidad de Navarra; su colega del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Susana Monereo, y el farmacólogo Antonio Fernández de Janssen, el laboratorio que fabrica una de estas moléculas.

Las gliflozinas ofrecen un perfil muy interesante en este aspecto, y actualmente ya están aprobados en España la empagliflozina de la Alianza Boehringer Lilly para la diabetes y la dapagliflozina de Bristol-Myers Squibb y AstraZeneca.

El laboratorio probó el medicamento en más de 10.500 personas, con un seguimiento de hasta seis años y comparándolo con los fármacos ya existentes solo y "en todas las combinaciones posibles", dijo el representante de Janssen. "Se puede mezclar con todos", señaló.

Para Monereo, se trata de un producto "genial para empezar el tratamiento", ya que consiste en una pastilla diaria. El problema, rebatió Salvador, es que la diabetes "tarde de siete a siete años y medio en ser diagnosticada". "Es una enfermedad silente", explicó.

Cogiéndola a tiempo, se controla mucho mejor, pero como no da síntomas, eso pasa poco. Por eso el médico afirma que todos los mayores de 45 años deben mirarse la glucosa una vez al menos cada tres años, y , más aún, si tiene factores de riesgo (antecedentes, obesidad, hipertensión). En casos de personas con enfermedad más avanzada, también puede ayudar, por ejemplo, retirando glucosa, lo que evita que haya que aumentar la dosis de insulina, afirmaron los médicos.

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