Cuando la diabetes conlleva problemas sexuales...

La diabetes acarrea consecuencias a largo plazo que son bien conocidas, tales como ceguera o úlceras en las extremidades, provocados por la hiperglucemia en los vasos sanguíneos. Pero además, provoca otros efectos menos difundidos y que también repercuten en la calidad de vida, entre los que destaca la disfunción sexual.

 

De esta manera, los varones a partir de los 50 años, son los más afectados con una incidencia que se sitúa en torno al 50 %, lo que no quiere decir que las mujeres diabéticas no sean ajenas a estos problemas sexuales, aunque los motivos de la disfunción sean distintos.

Un factor común en ambos sexos es el deterioro vascular, pero no es el único. Según la Fundación redGDPS, integrada por profesionales sanitarios de Atención Primaria, en los hombres también se puede producir una disminución de la testosterona mientras que, en las mujeres, a los problemas circulatorios se suman dolor con las relaciones y factores psicológicos que llevan a una caída de la libido.

El urólogo Carlos Balmori, especialista en Medicina Sexual y Regenerativa de Lyx Instituto de Urología, ha concretado en este sentido que “entre el 33 y el 58 % de los hombres con diabetes tipo 2 presentan hipogonadismo o andropausia, un proceso que se caracteriza, fundamentalmente, por la disminución de la hormona testosterona en el organismo”.

Si a este dato se suma la alta prevalencia de diabetes tipo 2 entre los hombres de 61 a 75 años, el resultado es que “en España hay entre 500.000 y 900.000 pacientes con andropausia y diabetes”, ha revelado el urólogo.

A partir de los 50 años, con el descenso de la testosterona, empiezan a manifestarse en los hombres una serie de signos, externos e internos, característicos de la andropausia o hipogonadismo. Ese proceso, sostiene Balmori, no presenta diferencias importantes entre los varones con diabetes y los sanos, lo que no quiere decir que no existan determinados aspectos diferenciadores. En este sentido, el experto ha afirmado que “en el diabético de larga evolución, los problemas vasculares y neuropáticos afectan a la capacidad de erección, mientras que su disminución o interés por la actividad sexual no es tan acentuado o no suele presentarse antes de la propia disfunción”, mientras que en el caso del varón andropáusico sin diabetes, “la falta de deseo y la apatía suelen preceder a la disfunción eréctil”.

Los efectos que provocan ambas entidades impactan en el eje hipotálamo-hipofisario, encargado de mantener los niveles y el equilibrio de un buen número de hormonas, y en el testículo, “por lo que sus efectos son, en ocasiones, superponibles y, en otras, sumativos”. Por tanto, es importante conocer los mecanismos comunes a la diabetes tipo 2 y al hipogonadismo de inicio tardío, ya que “el tratamiento y control de cada una de estas entidades mejora la otra y que, de ser necesario, el uso de testosterona es beneficioso y seguro”.

Como consejo, el especialista destaca que “es muy importante evitar el sedentarismo y la obesidad: el ejercicio es clave para mantener niveles de testosterona óptimos y prevenir el sobrepeso”.

Por otra parte, en relación con las disfunciones sexuales en las mujeres con diabetes, Nicolás Mendoza, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada, ha apuntado que durante la menopausia se dan ciertas peculiaridades y que la terapia hormonal aporta beneficios relevantes a la vez que es segura. En este sentido, ha afimado que “la mayoría de las mujeres vive la menopausia sin grandes problemas, pero entre el 20 y 25% necesita ayuda médica por la intensidad de su sintomatología (sofocos, insomnio,…), y esto sucede indistintamente entre mujeres con diabetes o sin diabetes”.

Para mejorar este aspecto, el ginecólogo insiste en la importancia de cumplir las recomendaciones generales de salud para cualquier mujer, particularmente lo que concierne a la dieta y al ejercicio. Y sobre la terapia hormonal, de la que en el pasado se decía que favorecía los problemas cardiovasculares, asegura que “no hay razón para que la mujer que esté tomando THM lo deje de hacer o disminuya su dosis por el hecho de tener diabetes”; y al contrario, “algunos parámetros cardiometabólicos mejoran usando THM”.

De esta manera, queda claro que las disfunciones sexuales son más habituales a partir de los 50 años, y la diabetes es un factor de riesgo añadido, y viceversa. Por eso, los especialistas insisten que hay que abordar ambas cuestiones conjuntamente. Mientras que en los hombres, el pilar fundamental del tratamiento es la terapia con inhibidores de la fosfodiesterasa-5; en las mujeres, el tratamiento requiere un abordaje multidisciplinario en el que urólogos, ginecólogos, endocrinólogos y psiquiatras deberían trabajar de una manera coordinada para el tratamiento de las alteraciones de la función sexual como consecuencia de la diabetes.

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