Los malos hábitos aumentan la diabetes entre los jóvenes

Cada vez es mayor el número de diagnósticos de diabetes en pacientes jóvenes, hasta el punto que los estudios poblacionales detectan que cada vez afecta a edades más precoces de la vida. Pero además, se trata de una enfermedad que precisa de la acción de factores ambientales nocivos para desarrollarse, como son la obesidad, el sedentarismo, la excesiva ingesta de hidratos de carbono rápidos, etc.

No cuidar la alimentación, no hacer ningún tipo de actividad física, ser fumador y tener unos malos hábitos de vida favorecen el desarrollo de esta enfermedad. La forma de presentación de la diabetes es muy variable, con un amplio espectro de gravedad, y la mayoría de los pacientes comparten una serie de características, tales como la obesidad, el inicio puberal, o los antecedentes familiares de primer grado.

La gran mayoría de los pacientes con diabetes tipo 2 son asintomáticos al diagnóstico y se identifican mediante programas de cribado o de forma casual al detectar hiperglucemia o glucosuria en un análisis rutinario.

La diabetes es una enfermedad que, si bien puede tener una base genética en algunos casos, precisa de la acción de factores ambientales nocivos para desarrollarse. Una buena actuación preventiva pasa por evitar su aparición favoreciendo desde la infancia la adopción de estilos de vida saludables.

Según cuenta el portal El Médico Interactivo, la educación sanitaria debe empezar en los hogares y en el colegio. En el momento del diagnóstico, la negación de la enfermedad es la manifestación más frecuente. Tienden a pensar que el médico está equivocado, que necesita más estudios o que nadie sabe lo que tiene... por eso es importante entender que este proceso debe llevar a la asimilación de su nueva condición, ya que la negación permanente de la enfermedad impide aprender lo que hay que saber para mantener su control.

Junto a la negación, o poco tiempo después, puede presentarse rebeldía o ira; la búsqueda de circunstancias o posibles culpables. En este periodo es cuando se pierde la necesidad de tratamiento y se encuentran respuestas agresivas de los pacientes. Posteriormente, inicia una etapa en la que se busca negociar (consciente o inconscientemente) la manera de evitar la enfermedad y se evalúa de forma arbitraria el manejo médico. También puede darse una etapa de tristeza o depresión, que es frecuente en las enfermedades crónicas, aunque por lo general los pacientes manifiestan más sentimientos de tristeza que síntomas claros de depresión.

La última fase del proceso de duelo es la aceptación. En esta etapa se asumen las limitaciones de la enfermedad y se pondera el tratamiento. Hay una reorganización para seguir viviendo lo mejor posible.

Durante la adolescencia suelen presentarse cambios físicos, psicológicos y hormonales que complican el control de esta enfermedad, hasta el punto que los adolescentes pueden tener dificultad para lograr un buen nivel de glucosa debido a los cambios hormonales, a un aumento en el consumo de alimentos, a la rebeldía para tomar sus medicamentos o aplicarse insulina, por no querer seguir horarios o rutinas necesarias para controlar la diabetes, por cambios en el peso o talla frecuentes que conllevan ajustes de medicamentos, por problemas familiares o escolares y por el consumo de alcohol o drogas.

En este contexto, los padres deben pasar del control al apoyo, de forma que el adolescente tiene que tomar la decisión de comprometerse con los hábitos saludables. Eso sí, cuando lo haga los padres tienen que reforzar y alabar las conductas que vaya encaminadas a conseguir esas rutinas.

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