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La mitad de las personas con diabetes fallecen por enfermedades vasculares, cardíacas, cerebrales y periféricas

La mitad de las personas con diabetes fallecen por enfermedades vasculares, cardiacas, cerebrales y periféricas, según se desprende de las declaraciones de un grupo de expertos que han participado en una mesa redonda organizada en el marco del congreso virtual que está celebrando la Sociedad Española de Diabetes (SED). 

Las personas con diabetes tienen una esperanza de vida 6 años inferior a la población no diabética, y si presentan una enfermedad cardiovascular, la perdida de años de vida se sitúa en 11. En este sentido, el director de la Unidad de Medicina Vascular y Metabolismo del Hospital Universitario Sant Joan de Reus, Lluis Masana, ha explicado que lo “lógico y deseable” es que los colectivos de profesionales especializados en el control de la diabetes y la prevención cardiovascular trabajen de forma conjunta para abordar de la forma más eficiente posible esta problemática.

En esa misma línea se ha expresado el doctor del servicio de Endocrinología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza), José Antonio Gimeno, para quien la colaboración entre endocrinólogos y cardiólogos, centrada en el tratamiento de los pacientes que ya han tenido un evento vascular y en la identificación de aquellos con insuficiencia cardíaca, es “fundamental” para reducir el riesgo vascular.

El riesgo remanente en pacientes con diabetes, tras aplicar las recomendaciones de las guías de práctica clínica, puede ser muy elevado, sobre todo en pacientes con complicaciones crónicas macro y microvasculares. En el caso de la dislipemia, su abordaje resulta crucial en la persona con diabetes y su tratamiento no debe ser considerado como adyuvante, sino como acompañante esencial del tratamiento de la hiperglucemia.

Desde la perspectiva del metabolismo lipídico, el riesgo residual puede vincularse a tres áreas: riesgo no debido a la dislipemia, riesgo asociado a cifras de c-LDL a pesar de conseguir valores considerados adecuados, y riesgo asociado a trastornos más generales del metabolismo lipídico.

La hipertrigliceridemia, el c-HDL bajo y las LDL alteradas son trastornos habituales en estos pacientes, y las técnicas actuales adaptadas a la clínica permiten una visión global del trastorno metabólico lipídico.

Respecto al manejo de la hipercolesterolemia en pacientes con diabetes, se aconseja intensificar la reducción de LDL buscando alcanzar los objetivos terapéuticos con las estrategias farmacológicas más adecuadas, así como conseguir que los pacientes sigan dietas adecuadas, realicen actividad física y pierdan peso.

Una de las principales tendencias terapéuticas actuales, por la que apuesta el doctor Masana, se fundamenta en el empleo de tratamiento oral combinado desde un inicio, dado el alto riesgo cardiovascular de estos pacientes. En este sentido, considera que el uso de los inhibidores de PCSK9 debe estimularse en pacientes con diabetes y enfermedad cardiovascular, especialmente en el contexto del síndrome coronario agudo.

 

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