Según los expertos, el ejercicio físico es la mejor vacuna frente a la diabetes y sus complicaciones, y así lo han confirmado en el XXXIII Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED) que se ha celebradorecientemente en Las Palmas de Gran Canaria, y que ha concluido que la práctica de ejercicio físico de forma regular y adecuada no solo previene y/o retrasa esta enfermedad, sino que también reduce sus complicaciones y la mortalidad asociada.
En el ámbito de la prevención, lo más beneficioso sería la suma de ejercicio físico y dieta saludable, de forma que el efecto protector sería aún superior, destacan todos los expertos. En este sentido, el profesor José A. López Calbet, catedrático de Fisiología del Ejercicio del Departamento de Educación Física de la Universidad de Las Palmas, ha explicado que "a muy largo plazo, el ejercicio físico regular y pautado se asocia a menor mortalidad por causa cardiovascular y mejor calidad de vida, y disminuye la mortalidad por cualquier causa en pacientes con diabetes tipo 2".
Según la Fundación Española del Corazón (FEC), "los factores de riesgo cardiovascular son los que se asocian a una mayor probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular: colesterol, diabetes, hipertensión, tabaquismo, herencia genética, estrés, obesidad y la frecuencia cardiaca", mientras que los beneficios para aquellas personas que padecen diabetes tipo 2, la más frecuente, son innumerables, según la evidencia, ya que "permite disminuir las necesidades de insulina o de otros tratamientos farmacológicos para el control de la glucemia, puede mejorar el control glicémico, ayuda a mantener la masa ósea, el estado de ánimo y la funcionalidad motora", según este profesor.
Entre los beneficios del ejercicio físico para las personas con diabetes tipo 2 destaca el de disminuir las necesidades de insulina o de otros tratamientos farmacológicos para el control de la glucemia, de forma que, según este experto, "el ejercicio tiene efectos antioxidantes, antiinflamatorios, contribuye a mejorar la función endotelial, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejora el perfil lipídico, reduce la incidencia de enfermedades neurodegenerativas, mejora la función inmune y puede disminuir en hasta un tercio el riesgo de desarrollar un cáncer".
Así las cosas, la recomendación fundamental es que "todos los pacientes con intolerancia a los hidratos de carbono y diabetes mellitus tipo 2, en los que no exista contraindicación médica, deben incorporar la práctica casi diaria de ejercicio de intensidad moderada para mejorar el control de la diabetes, disminuir sus complicaciones, mejorar la calidad de vida y atenuar la mortalidad asociada a la diabetes".
En este sentido, es fundamental no abandonar la medicación ni los otros tratamientos pautados, ya que "el ejercicio debe ser considerado al mismo nivel que la pastilla para la hipertensión en el enfermo hipertenso, es decir, se debe pautar y se debe cumplir con lo pautado de forma regular, tal y como se hace con los medicamentos", ha explicado López Calbet.
De esta manera, lo más recomendable es que el ejercicio físico sea pautado, es decir, lo mejor es "generar un ambiente propicio y actividades con un componente lúdico o de entrenamiento que faciliten la adherencia al ejercicio", afirma el experto, que asegura que los profesionales de la actividad física y del deporte son de gran ayuda, ya que "saben cómo adecuar las cargas del ejercicio y controlar sus efectos, y cómo programar ejercicios acordes a los principios que rigen el entrenamiento deportivo".
En general, las personas que han sido deportistas en algunas fases de su vida son las que mejor se adaptan a seguir un programa de ejercicio pautado por indicación médica. Sin embargo, para el experto "lo ideal es crear el hábito del ejercicio en los niños y crear las condiciones para que la población general mantenga un estilo de vida activo a lo largo de la vida”; de hecho, asegura que “la prevención de la diabetes mellitus tipo 2 empieza en la edad escolar y se extiende a lo largo de la vida".
En cuanto al tiempo de ejercicio y las actividades, se recomienda en adultos, "al menos 150 minutos de ejercicio por semana a intensidad moderada, y en personas mayores se deben añadir 2 sesiones semanales de ejercicios para mejorar la fuerza", indica el experto, que destaca que las recomendaciones generales de actividad física de la Organización Mundial de la Salud indican hacer ejercicio aeróbico moderado de 150 a 300 minutos semanales, añadiendo al menos dos días de ejercicios de fuerza.