Tomar el sol ayuda a prevenir la diabetes y a no engordar

Todos sabemos que la radiación solar influye en la síntesis de vitamina D a través de la piel; pero el sol también es necesario, entre otras funciones, para mantener el estado anímico, mantenernos despiertos, mejorar el sistema inmune y algunos problemas de la piel... etc. Con todo, existe otra relación menos conocida y no por eso menos importante, que hace que la radiación solar y ayude a prevenir la diabetes.

 

En concreto, las células grasas que se encuentran debajo de la piel pueden sentir la luz, y cuando no están suficientemente expuestas a ciertas radiaciones solares, se comportan de manera diferente.

Así las cosas, una investigación publicada en la revista Cell Reports defiende que la exposición a la luz regula el trabajo conjunto de dos tipos de células grasas (blanca y parda) para producir la materia prima que necesitan las células para obtener energía.

Las interrupciones de ese proceso metabólico son un reflejo de que no pasamos el tiempo suficiente al aire libre. En este sentido, Richard Lang, biólogo del desarrollo del Hospital Infantil de Cincinnati (Ohio) y autor principal de este trabajo, ha explicado que "nuestros cuerpos evolucionaron a lo largo de los años bajo la luz del sol, incluido el desarrollo de genes sensibles a la luz llamados opsinas. Sin embargo, actualmente vivimos gran parte del día bajo luz artificial, que no proporciona el espectro completo de luz que sí obtenemos del sol".

Los rayos solares son capaces de atravesar el pelo y la ropa para llegar al interior de nuestro cuerpo, de forma que, según señala Lang, "los fotones, las partículas fundamentales de la luz, pueden ralentizarse y dispersarse cuando atraviesan las capas externas de la piel, pero consiguen penetrar a las capas más profundas, afectando el comportamiento celular".

El equipo de investigadores ha encontrado opsinas, unas proteínas fotosensibles de las membranas de los conos y los bastones, responsables de la visión, en diferentes tejidos, de forma que cuando nos exponemos a la luz solar, el gen OPN3, que regula el funcionamiento de la proteína oscina 3 y que se expresa sobre todo en la piel y en la retina, hace que las células grasas blancas que se encuentran debajo de la piel liberen ácidos grasos en la sangre, que sirven a otras células para generar la energía que necesitan para realizar sus funciones.

Por el contrario, las células de la grasa parda queman los ácidos grasos para generar calor cuando los mamíferos tenemos frío.

La investigación se hizo en ratones que carecían del gen OPN3 y no pudieron calentarse tanto como otros ratones cuando se expusieron a frío; sin embargo,  sorprendentemente, los que tenían el gen correcto tampoco lograron calentarse cuando se expusieron a una luz que carecía de la longitud de onda azul.

Estos hallazgos llevaron al equipo de Richard Lang a concluir que se requiere luz solar para el metabolismo energético normal, lo que tiene implicaciones para la salud humana.

El biólogo insiste en que "nuestro estilo de vida moderno nos somete a espectros de iluminación no naturales, exposición a la luz por la noche, turnos de trabajo y desfase horario, todo lo que resulta en una alteración metabólica", y defiende que "es posible que la estimulación insuficiente del gen OPN3 y de las células grasas debido a la deficiente exposición a la luz solar explique la desregulación metabólica que existe en los países industrializados, en los que la iluminación no natural se ha convertido en la normal".

Este argumento ayuda a justificar la alta prevalencia de obesidad y diabetes que existe en los países desarrollados, para los que es crucial encontrar tratamientos eficaces. Según sugiere el científico, quizás la "terapia de luz podría convertirse en un método para evitar que el síndrome metabólico acabe en diabetes, reemplazando las luces interiores con mejores sistemas de iluminación de espectro completo también podría mejorar la salud pública".

Estos hallazgos son relevantes, pero se necesita más investigación para determinar el potencial terapéutico de la luz solar para mantener el metabolismo saludable y luchar contra la obesidad.

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