Detectando la diabetes con la regla de las 3P...

La diabetes tipo 1 llega cuando existe una incapacidad del organismo para producir la hormona insulina, indispensable para la vida, y se presenta más en lactantes, niños y jóvenes, por lo que su detección precoz es fundamental para atajar la enfermedad ya que desde que se diagnostica es preciso que el paciente se auto-administre insulina de forma regular.

 

Si no se detecta y se trata a tiempo, la imposibilidad de metabolizar la glucosa puede desencadenar en una cetoacidosis diabética por acumulación de cuerpos cetónicos en sangre, lo cual puede afectar a todos los órganos, incluyendo el riñón, el corazón y el cerebro, pudiendo ocasionar alteración del estado de conciencia e incluso convulsiones en última instancia.

Por eso es muy importante estar alerta a los síntomas claves para sospechar una diabetes, ya que, aunque es una enfermedad que finalmente siempre se va a acabar diagnosticando, las persona pueden llegar a ponerse muy enfermas, hasta el punto de que un déficit de insulina prolongado podría llegar a ocasionar cuadros graves de descompensación que requieran ingreso hospitalario, soporte intravenoso y hasta la posibilidad de ser ingresado en unidades de cuidados intensivos.

Si a nuestro alrededor no tenemos pacientes con diabetes tipo 1 es muy probable que desconozcamos los síntomas que pueden indicarnos que uno de nuestros hijos puede padecer la enfermedad. Precisamente para ayudar a identificar este tipo de diabetes, existe un truco muy sencillo que puede ayudarnos a estar alerta para su detección precoz. Se trata de la regla de las 3 P: Poliuria, Polidipsia y Polifagia.

La poliuria, es el aumento de la micción, es decir, de las ganas de hacer pis, debido a que, al no poder utilizarse la glucosa, ésta se pierde por la orina y acarrea agua con ella. Esto conlleva de manera secundaria a la polidipsia, que es la sensación exagerada de sed. Para terminar, llega la polifagia o aumento del apetito, que se debe a la pobre utilización de la glucosa en el cuerpo, lo cual activa a nivel cerebral el aumento de la sensación de necesidad de comer.

Estas tres palabras que comienzan por P, que apriori resultan extrañas, pero que son mu fáciles de identificar, deberían hacernos sospechar que nuestro hijo puede padecer diabetes tipo 1, y eso sin olvidar que, en el caso de la diabetes tipo 2, además de estas 3, aparecería una cuarta P, que se correspondería con una “pérdida de peso”.

Se trata de un síntoma muy frecuente cuando la hiperglucemia lleva tiempo debido a la pérdida calórica de glucosa por el riñón.

Si, tras conocer esta regla, tenemos la sospecha de que uno de nuestros hijos puede tener diabetes, lo primero que debemos hacer es acudir a un centro sanitario y comentar los síntomas con nuestro médico, ya que con una simple realización de una glucosa capilar, éste podrá confirmarnos o no el diagnóstico.

En caso afirmativo, el tratamiento de inicio será siempre la insulina, que comenzará nada más conocer la enfermedad.

En los primeros días, es importante saber que lo más probable es que el control no sea perfecto, pero seguro que, al inyectar la insulina, disminuirá muchísimo el riesgo de descompensación grave y mejorarán los síntomas progresivamente.

Tras esto y de forma casi simultánea, se iniciará una educación diabetológica progresiva, desde conceptos más básicos, siempre teniendo en cuenta las necesidades y conocimientos de los padres y del paciente.

Con todo, es necesario tener en cuenta que el diagnóstico de diabetes tipo 1 no es una buena noticia y hay que dejar al paciente y a la familia su espacio para asumirlo, y siempre transmitiendo un mensaje de positividad.

La importancia del diagnóstico precoz también repercute en los cuidados, ya que facilita el afrontamiento de la enfermedad y el aprendizaje para convivir con ella respecto a un ingreso hospitalario donde se vivirá, posiblemente, un ambiente mucho más medicalizado en el que el paciente y su familia se sentirán menos confortables.

Estilo de Vida