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Un joven español desarrolla un páncreas artificial inteligente para decir adiós a los pinchazos

Eduardo W. Jorgensen era estudiante en los últimos cursos de Medicina cuando una pequeña paciente de diabetes le hizo dar un giro a su futuro. Esta paciente, de 10 años dejó encima de la mesa de la consulta su bomba de insulina y le dijo que no iba a seguir con ella, ya que "no podía más con las agujas y no podía hacer vida normal". El todavía estudiante de Medicina llamó a dos compañeros ingenieros de Telecomunicaciones, José Carlos Montesinos y César de Mercado, y a otra doctora, Patricia Cremades, que ahora conforman el equipo que acabaría creando MedicSen, el germen de un revolucionario páncreas artificial que promete alejar las agujas de los pacientes.

"Un paciente de diabetes se tiene que pinchar tres veces al día", advierte Jorgensen, al recordar lo que considera un tratamiento muy invasivo, que rompe con la rutina normal de cualquier persona. El impacto en la calidad de vida que tiene el tratamiento de diabetes mediante la bomba de insulina ha sido estudiado en varias investigaciones, que señalan lo peligrosa que puede resultar la baja adherencia al tratamiento para la salud de los pacientes.

El páncreas artificial pretende conseguir "que los pacientes se olvidaran de las agujas y teníamos que aprovechar sus datos para ayudarles en la gestión y en la toma de decisiones", explica Eduardo Jorgensen, para quien lo principal era respetar el estilo de vida que querían llevar los pacientes y los dispositivos que ya estaban utilizando para controlar sus datos. "Eliminamos los sensores de nuestro desarrollo porque hasta el Apple Watch va a sacar un sensor de glucosa; no les íbamos a hacer comprar un aparato más si ya tienen sus dispositivos inteligentes", señala.

Lo que hace MedicSen es aprovechar los datos y centralizarlos a través de una aplicación en el móvil que ofrece planes personalizados para el usuario. "Recogemos esa información de los sensores y la analizamos para predecir cómo se va a encontrar el usuario en las próximas dos horas. En base a esas predicciones, les damos recomendaciones de comidas y de actividades físicas que les vienen bien o les pueden perjudicar", defiende el joven emprendedor.

La segunda fase del proyecto consiste en que el software calcule la dosis de insulina que necesita el paciente y que ésta sea administrada a través un parche y se absorba a través de la piel, lo que supondría decir adiós a las agujas.

Jorgensen fue nombrado el innovador español del año por el MIT Technology Review en 2017 y apareció en la lista de Forbes que distingue a 30 jóvenes menores de 30 años en 2018. A pesar de que la visibilidad ha ayudado a impulsar el proyecto, el emprendedor señala que emprender en el entorno médico en España es "complicadísimo" y conseguir los recursos financieros para mantener a flote MedicSen ha sido lo más difícil.

"El software ya lo tenemos y hemos conseguido hacer negocio con él", señala, pero el parche necesita ser terminado para probar el prototipo miniaturizado en animales. "Después de eso necesitaríamos 2 millones de euros para las pruebas en humanos".

Las pruebas en laboratorio ya han validado el producto, pero falta dar el salto final y Jorgensen asegura que ya tienen potenciales clientes interesados en el parche.

Este interés se explica porque el equipo de MedicSen expandió el uso del parche para que pudiera usarse para cualquier tipo de medicamentos que pudieran absorberse por la piel, no sólo la insulina. Así, expandieron el negocio fuera de la diabetes, lo que podría atraer a compañías farmacéuticas que tengan inyectables.

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