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Un tipo de células T en el páncreas podría provocar diabetes tipo 1

Durante algún tiempo se ha pensado que tener células T autorreactivas en el páncreas era un signo seguro de diabetes tipo 1, sin embargo, un nuevo estudio dirigido por científicos del Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI) ha demostrado ahora que incluso las personas sanas tienen estas células en cantidades sorprendentemente altas.

El páncreas está plagado de grupos de células llamados islotes y en la mayoría de las personas las células beta especiales viven en los islotes y producen la insulina que el cuerpo usa para regular el azúcar en sangre. Sin embargo, en las personas con diabetes tipo 1, estas células T del cuerpo se mueven por error hacia los islotes y destruyen las células beta.

Según ha explicado el profesor de Matthias von Herrath, autor principal del  estudio, “estas células T son como depredadores. Y siempre pensamos que las células beta morirían si el depredador estuviera allí. Pero resulta que las células T ya están allí. Simplemente parecen estar esperando una señal para atacar”.

Según el estudio, publicado en la revista Science Advances, estas células depredadoras se denominan células T CD8 + y se dirigen específicamente a una molécula llamada preproinsulina, un precursor de la insulina.

Estudios anteriores ya habían demostrado que las personas sanas tienen algunas de estas células T en el torrente sanguíneo. Sin embargo, nadie sabía si estas células viajarían al páncreas, en parte debido al desafío de obtener muestras de páncreas.

En un trabajo encabezado por Christine Bender, primera autora del estudio y becaria postdoctoral en el laboratorio Von Herrath, los investigadores utilizaron una nueva técnica de tinción para mostrar dónde se reunían estas células en muestras preciosas de tejido humano; y se sorprendieron al ver que incluso las personas sanas tenían células T específicas de proproinsulina pululando en el páncreas.

Parece que el valor predeterminado es un gran número de estas células T en el páncreas, ya sea que tenga diabetes tipo 1 o no. “Nos sorprendió –reconoce Bender–. Por supuesto, cada donante es diferente, pero en general, las cifras son bastante altas”, han comentado los investigadores.

Estos resultados añaden evidencia a la teoría de que la diabetes tipo 1 no está causada por un mal funcionamiento de las células T que atacan a las células beta. En cambio, el cuerpo ya está produciendo estas células T y algo en el páncreas está desencadenando el ataque.

En el futuro, los investigadores planean observar más de cerca cómo se comportan las células T específicas de la preproinsulina, al tiempo que el equipo también espera investigar otras proteínas en los islotes que podrían atraer ataques de células T. 

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