Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas y que responde, principalmente, a la luz y la oscuridad, lo que explica que se duerma de noche y se esté despierto de día; pero cuando esto se altera, se puede incrmentar el riesgo de sufrir ciertas enfermedades, como la diabetes.
Así las cosas, un nuevo estudio publicado en la revista Science ha intentado averiguar si es mejor centrar la alimentación durante el día o la noche para reducir dicho riesgo al trabajar en horario nocturno, un horario que aumenta el riesgo de sufrir prediabetes y diabetes tipo 2, sin conocerse otra relación directa con otros comportamientos de estilo de vida, antecedentes familiares u otros factores.
Otros estudios ya habían señalado que no comer por las noches podría prevenir esta alteración de la tolerancia a la glucosa, pero hasta ahora la evidencia era limitada. De esta manera, los investigadores estudiaron a 19 participantes jóvenes (12 hombres y 7 mujeres) sin obesidad ni diabetes a los que se sometió durante 2 semanas a un protocolo de laboratorio estrictamente controlado.
Primero, se evaluaron los ritmos circadianos propios mediante un protocolo de rutina constante bajo condiciones ambientales y comportamientos constantes. Después, y para simular el trabajo nocturno, se sometieron a un protocolo de desincronía forzada con luz tenue durante "4 días" de 28 horas, es decir, un rango superior al ritmo circadiano de 24 horas habitual.
Cuando se llegaba al "4º día", los participantes ya sufrían 12 horas de desincronización en comparación al primer día. Los 10 participantes del grupo de comidas nocturnas siguieron un protocolo de desincronización de 28 horas con un ciclo de ayuno/alimentación, en el que comían tanto de día como de noche. Mientras, el resto de participantes seguía un protocolo de desincronización de 28 horas modificado, con todos los comportamientos habituales de sueño/vigilia, descanso/actividad, luz/oscuridad, exceptuando el ciclo de ayuno/alimentación, por lo que solo comían durante el día.
Los resultados revelaron que la alteración del ritmo circadiano interno humano produciría alteraciones en la tolerancia a la glucosa durante un trabajo a turnos o trabajo nocturno.
Los investigadores descubrieron que los cambios de fase de ritmos de la glucosa coincidirían directamente con el cambio de 12 horas del ciclo sueño/vigilia provocado por la simulación del trabajo a turnos, lo cual no ocurría con el grupo que solo comía durante el día.
Los científicos consideran que estos resultados deberían plantear la posibilidad de elaborar estrategias circadianas para prevenir la intolerancia a la glucosa en aquellas personas que trabajan con este tipo de horarios, recomendando acotar los horarios de las comidas solo al horario diurno sería crucial.