Un análisis de casi 312.400 bebedores ha sugerido que consumir vino con las comidas está asociado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, de forma que el consumo de alcohol con las comidas se asoció con un 14 % menos de riesgo de diabetes, en comparación con el consumo de alcohol sin comer.
De esta manera, según una nueva investigación presentada en la Conferencia de Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica 2022 de la Asociación Americana del Corazón, los efectos del consumo de alcohol se describen como un arma de doble filo, que puede ir de perjudicial a útil, según cómo se consuma.
Estudios anteriores se habían centrado en cuánto bebe la gente, y habían tenido resultados mixtos, pero muy pocos estudios se habían centrado en los detalles relacionados con la bebida, como el momento de la ingesta de alcohol, que estarían relacionados con riesgos para la salud a corto y largo plazo, tales como la hipertensión arterial, la obesidad, el derrame cerebral, el cáncer de mama, la enfermedad hepática, o la depresión.
Estos riesgos aumentan a medida que se incrementa la cantidad de alcohol que bebe un individuo, de forma que para algunos tipos de cáncer y otras condiciones de salud, el riesgo se eleva incluso con niveles muy bajos de consumo de alcohol, es decir, menos de una bebida al día. De hecho, entre los que beben alcohol regularmente, recomiendan consultar con sus médicos sobre los beneficios y riesgos de consumir alcohol con moderación, y advierten que algunas personas no deben beber nada, incluidas las mujeres embarazadas o que intentan quedar embarazadas, las personas menores de 21 años o las personas con ciertas problemas de salud.
Una clave para aquellos que ya beben alcohol es la moderación, teniendo en cuenta que el consumo moderado se define como una copa de vino u otra bebida alcohólica al día para las mujeres y hasta dos vasos al día para los hombres, lo que equivale a hasta 14 gramos, o alrededor de 150 ml, de vino al día para las mujeres y hasta 28 gramos, o alrededor de 300 ml, de vino al día para los hombres.
Sin embargo, no está claro si los beneficios del metabolismo de la glucosa se traducen en una reducción de la diabetes tipo 2, por lo que el estudio buscaba determinar si la asociación entre la ingesta de alcohol y el riesgo de diabetes tipo 2 podría diferir según el momento de la ingesta de alcohol con respecto a las comidas.
Así las cosas, el consumo de alcohol con las comidas se asoció con un 14 % menos de riesgo de diabetes tipo 2 en comparación con el consumo de alcohol sin comer. En el estudio, los investigadores examinaron específicamente el efecto del consumo moderado de alcohol con la aparición reciente de diabetes tipo 2 entre todos los participantes del mismo durante aproximadamente 11 años.
Se revisaron los datos de casi 312.400 adultos del Biobanco del Reino Unido que se reconocieron como bebedores regulares de alcohol, cuyos participantes no tenían diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer en el momento de la inscripción en el estudio; y se excluyó del mismo a las personas que redujeron su consumo de alcohol por enfermedad, consejo médico o embarazo.
La edad promedio de los participantes fue de alrededor de 56 años, un poco más de la mitad de los adultos eran mujeres, y el 95 % eran adultos blancos.
El análisis encontró que durante un promedio de casi 11 años de seguimiento, alrededor de 8.600 de los adultos del estudio desarrollaron diabetes, mientras que el beneficio potencial del consumo moderado de alcohol sobre el riesgo de diabetes fue evidente solo entre las personas que bebían alcohol durante las comidas, aunque en este estudio no se recopiló la hora específica de las comidas.
Los investigadores han señalado que la asociación beneficiosa entre el consumo de alcohol con las comidas y la diabetes fue más común entre los participantes que bebieron vino frente a otros tipos de alcohol; pero es que además, el consumo de vino, cerveza y licor tuvo diferentes asociaciones con el riesgo de diabetes, de manera aque mientras que una mayor cantidad de consumo de vino se asoció con un menor riesgo de diabetes, una mayor cantidad de cerveza o licor se asoció con un mayor riesgo de diabetes.
A pesar de los hallazgos de este análisis de bebedores saludables, la relación entre el consumo de alcohol y la diabetes de inicio reciente sigue siendo controvertida, según Robert H. Eckel, de la American Heart Association, que no participó en el estudio, y que ha admitido que «estos datos sugieren que no es el alcohol con las comidas sino otros ingredientes en el vino, tal vez los antioxidantes, que pueden ser el factor para reducir potencialmente la diabetes tipo 2 de nueva aparición. Si bien es necesario definir el tipo de vino, tinto versus blanco, y se necesita la validación de estos hallazgos y los mecanismos de beneficio, los resultados sugieren que, si consume alcohol con las comidas, el vino puede ser una mejor opción».