Descubren una nueva forma de prevenir la diabetes

La mayoría de las investigaciones basadas en la relación entre el peso y la diabetes se llevaban a cabo con personas que ya tenían la patología, pero no antes de que se les diagnosticase, por lo que que un grupo de científicos decidió cambiar el sentido de su investigación.

De esta manera, el grupo de investigadores dirigidos por Matthias Schulze, del Instituto Alemán de Nutrición Humana Potsdam-Rehbruecke (DIfE), puso en el punto de mira este factor, defendiendo que “en pacientes con esta enfermedad el peso también puede ser una consecuencia de la terapia con medicamentos”.

El equipo se afanó entonces en conocer si el IMC antes de un diagnóstico de diabetes tipo 2 y un cambio en el mismo después del diagnóstico están asociados con la aparición de complicaciones micro y macrovasculares. Con este propósito, durante diez años hicieron un seguimiento de 1.000 participantes, sin otras patologías crónicas, a los que acababan de anunciar que tenían diabetes.

En muchos estudios se ha identificado la diabetes como uno de los mayores factores de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular, sin embargom “cerca del 75-80 % de los pacientes con esta patología muere de causa vascular y el pronóstico es mucho peor que el de los pacientes sin diabetes”, explican los investigadores Ignacio Cruz González y María Sánchez Ledesma en el protocolo sobre diabetes, publicado por la Sociedad Española de Medicina Interna.

Por otra parte, la American Heart Association (AHA) afirma que “desde el punto de vista vascular es muy apropiado decir que la diabetes es una enfermedad cardiovascular”. Siguiendo esta premisa, las enfermedades cardiovasculares se dividen en micro y macrovasculares: las primeras afectan a los vasos sanguíneos pequeños, mientras que las segundas lo hacen a los que están más alejados del corazón, las arterias y venas periféricas.

El equipo de Schulze no pudo establecer una relación clara entre el IMC y la aparición de complicaciones macrovasculares, pero sí en las microvasculares, de forma que estos resultados sugieren que la obesidad puede alterar la función de los vasos sanguíneos, arteriolas y capilares más pequeños.

Según Elli Polemiti, miembro del mismo equipo, “cada IMC cinco puntos más alto en el momento del diagnóstico de diabetes se asoció con un 21% más de riesgo de complicaciones microvasculares. Este riesgo en continuo aumento es independiente del valor inicial. Es decir, un paciente con un IMC de 35 en comparación con 30 tiene un 21% más de riesgo y, del mismo modo, alguien que tiene un IMC de 28 en comparación con uno que tiene 23".

Con estos datos, los expertos recomiendan que las personas con sobrepeso y obesidad con diabetes tipo 2 pierdan al menos el 5 % de su peso corporal, lo que se traduce en unos cuatro kilos para una persona con un peso de 80. Estaa pérdida de peso puede mejorar la presión arterial, los lípidos y los niveles de glucosa en sangre.

"Nuestros datos refuerzan las recomendaciones para el control del peso: cuanto mayor es la pérdida de peso después del diagnóstico, menor es el riesgo de complicaciones microvasculares. De hecho, si los sujetos subían de peso, el riesgo aumentaba también”, ha resumido el profesor Schulze.

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