Un perro de asistencia médica especializado en diabetes que viajaba con su dueño, con todos los papeles en regla y que pasó todos los controles del aeropuerto, fue explusado por el comandante y la tripulación de una aeronave antes de realizar un vuelo con destino a Canarias.

Jorge Conesa pretendía volar hasta Santa Cruz de la Palma, en Canarias, donde iba a dar una conferencia sobre perros de asistencia médica. Para llegar allí tuvo que esperar 4 horas en el aeropuerto y pasar varios controles, y siempre acompañado por Sheldon, su amigo imprescindible para ayudarle con su diabetes.

Jorge sufre diabetes tipo 1 y necesita constantemente la presencia de su perro de asistencia, un Jack Rusell capaz de detectar una hipoglucemia o hiperglucemia, 15 minutos antes de que lo hagan los medidores de su dueño, un tiempo que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Sin embargo, Jorge no pudo viajar a su destino, ya que después de superar tanto los controles del aeropuerto como los del acceso al avión, donde no le pusieron ningún problema ya que llevaba en regla todos los papeles de su perro de asistencia, el personal de la aerolínea no le permitió volar y le impidió acceder al vuelo una vez que llegó a la puerta.

Sin razones para este veto, Jorge Conesa ha explicado al diario La Opinión de Murcia que "los azafatos y el comandante me dijeron de muy malas maneras que el perro no podía viajar conmigo". Él trató de hacer entender tanto a la tripulación como al máximo responsable que el animal tenía permiso para poder viajar en la cabina del avión junto a su dueño, pero las explicaciones no le sirvieron de nada, y no le permitieron entrar en el avión, a pesar de tener plaza reservada y los papeles en regla.

El hombre, que no salía de su asombro, asegura que no le permitieron la entrada en el avión por llevar a su perro de asistencia médica. n este sentido ha explicado que "el comandante seguía en sus trece".

Finalmente, y para no provocar un altercado, Jorge decidió darse la media vuelta y desistir de su intención de viajar, que le hizo desistir de su intención de dar su charla, precisamente, sobre perros de asistencia médica.

El cartagenero decidió denunciar los hechos en la propia comisaría del aeropuerto de Madrid Barajas-Adolfo Suárez, justo antes de regresar a casa, algo que hizo "apenado y frustrado", sobre todo, por los ataques que sufre "prácticamente a diario" su perro por desconocimiento.