Proponen la detección de hígado graso en personas con diabetes para mejorar su diagnóstico

Una revisión sistemática internacional ha propuesto el uso de nuevos enfoques diagnósticos y terapéuticos para permitir un pronóstico de riesgo específico para posibles enfermedades secundarias relacionadas con el hígado graso no alcohólico, recomendando poner especial atención en personas que sufren diabetes tipo 2.

El hígado graso no alcohólico es una enfermedad compleja y heterogénea que puede conducir a diversas complicaciones, como daño hepático severo, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. "Para evitar estas enfermedades secundarias, el hígado graso debe ser diagnosticado a tiempo, y el riesgo respectivo para las enfermedades del hígado, el corazón y otros órganos debe ser evaluado con precisión. Luego se puede desarrollar una prevención y tratamiento personalizados", ha señalado el primer autor, Norbert Stefan.

Cuenta Redacción Médica que en los últimos años, ha habido muchos hallazgos y resultados nuevos en la investigación del hígado graso no alcohólico.

"No solo los pacientes con enzimas hepáticas elevadas deben examinarse en busca de hígado graso, sino también personas con una distribución de grasa desproporcionada, es decir, una gran proporción de grasa abdominal y/o una baja proporción de grasa alrededor de las caderas y las piernas", ha explicado Hans-Ulrich Häring, otro de los investigadores.

Los autores de la revisión recomiendan la detección de hígado graso también para las personas que sufren de resistencia a la insulina o diabetes tipo 2.

Para determinar con precisión el contenido de grasa en el hígado y detectar con fiabilidad el daño hepático, como la inflamación y la fibrosis, instan al uso de índices simples o exámenes de ultrasonido en Atención Primaria. Así, aseguran que especialistas como hepatólogos, endocrinólogos y radiólogos podrían realizar exámenes adicionales, como resonancia magnética especial si es necesario.

Además, los investigadores han recordado que los pacientes que sufren de hígado graso también pueden lograr efectos positivos con un saludable estilo de vida. Por ejemplo, una reducción de aproximadamente un 5 % en peso puede reducir el contenido de grasa en el hígado hasta en un 30 %.

Para reducir el riesgo de inflamación y fibrosis hepática, "se requiere una pérdida de peso de alrededor del diez por ciento, y si no se puede lograr tal pérdida de peso o es insuficiente para mejorar el hígado graso no alcohólico, se debe considerar el tratamiento farmacológico. Hasta la fecha, no se ha aprobado ningún medicamento. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, como diabetes e hígado graso u obesidad e hígado graso, se pueden usar medicamentos específicos que tienen diferentes efectos sobre el contenido de grasa hepática, la inflamación y la fibrosis", han detallado.

Las investigaciones recientes sugieren que el hígado graso no alcohólico de origen genético se asocia con un mayor riesgo de fibrosis hepática y cáncer de hígado. Los autores de la revisión creen que en el futuro la aplicación de estos conceptos permitirá un pronóstico de riesgo personalizado y un tratamiento individualizado de hígado graso no alcohólico. 

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