Demuestran la eficacia de un fármaco contra la diabetes para pacientes de obesidad

pacientesobesosLos fármacos antiobesidad vuelven a vislumbrarse como una ayuda efectiva para los pacientes con exceso de peso. Entre los distintos candidatos que se postulan para formar un renovado arsenal terapéutico contra la diabetes, destaca liraglutida, que recientemente ha recibido el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento y acaba de protagonizar un artículo en la revista The New England Journal of Medicine.

El trabajo demuestra que el medicamento es muy útil para contribuir a la pérdida de peso en adultos; mejora el estado metabólico del paciente y, con los datos disponibles, no se asocia a efectos secundarios graves, una de las principales preocupaciones de los especialistas que, en los últimos años, han asistido a la retirada de promesas antiobesidad como rimonabant o sibutramina, suspendidos cuando se demostró que sus riesgos eran superiores a sus beneficios.

En realidad, liraglutida es un viejo conocido de los endocrinólogos, ya que se emplea desde hace años en el tratamiento de la diabetes tipo 2, si bien no suele ser una terapia de primera línea. El fármaco, desarrollado por Novo-Nordisk, actúa sobre la regulación del apetito, reduciendo las ganas de comer. "Es un análogo humano del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) que estimula la secreción de insulina y se puede decir que provoca un efecto saciante fisiológico", ha explicado Javier Salvador, director del departamento de Endocrinología de la Clínica Universidad de Navarra. "Su efecto ralentiza el vaciamiento gástrico, lo que contribuye a reducir las ganas de ingerir nuevos alimentos", continúa.

Este mecanismo de acción no tiene nada que ver con los de los citados sibutramina y rimonabant, que de distintas formas, actuaban sobre procesos de neurotransmisión, por lo que no se cree que se asocie a los problemas que provocaron la retirada de estos fármacos.

Cuenta el diario El Mundo, que Rimonabant salió del mercado en 2008 debido a sus riesgos psiquiátricos asociados; mientras sibutramina hizo lo propio después de que se constatara un aumento de trastornos cardiovasculares entre los pacientes que lo consumían.

Coincide con este punto de vista Gabriel Olveira, especialista en Endocrinología del Hospital Regional Universitario de Málaga y miembro del comité gestor de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), quien aclara que la mayoría de los efectos secundarios que se han relacionado con el uso de liraglutida "tienen que ver con el aparato digestivo, principalmente náuseas y vómitos".

Con todo, la Agencia Europea del Medicamento ya ha adelantado que monitorizará especialmente la aparición de casos de pancreatitis, un problema que se ha asociado en ocasiones anteriores al uso de productos con similar mecanismo de acción. "Estamos francamente esperanzados con las posibilidades de este fármaco", señala Salvador, que confía en que con el visto bueno de la EMA, el medicamento no tarde demasiado en estar disponible para los pacientes con obesidad, aunque no sabe si contará con la financiación de la seguridad social.

El producto se unirá a orlistat, el único medicamento aprobado actualmente para el tratamiento de la obesidad, que está disponible con y sin receta en las farmacias y que actúa bloqueando la absorción de un porcentaje de las grasas. "Aunque ningún estudio los ha comparado directamente, hay varias evidencias de que los resultados que se consiguen con liraglutida son superiores a los alcanzados con orlistat", señala Salvador.

Tras algo más de un año de seguimiento, los investigadores comprobaron que las personas que se habían sometido al tratamiento farmacológico habían perdido una media de 8 kilos, mientras que el otro grupo había adelgazado una media de 3. Es más, observaron que el 63 % de los que recibieron liraglutida consiguió perder al menos el 5 % de su peso corporal, comparado con el 27 % que lo hizo tras recibir un placebo.

Por otro lado, los científicos también vieron que la terapia farmacológica se asociaba con una mayor reducción en factores de riesgo cardiometabólico, como la circunferencia abdominal, la presión arterial o una serie de marcadores inflamatorios, y con un mejor control de la glucemia independientemente de si los individuos analizados padecían o no una pre-diabetes anteriormente. 

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