Una operación impide que la diabetes progrese

carlosballestaUna intervención gástrica contra la obesidad ha resultado ser eficaz contra esta enfermedad y para eliminar la insulina del tratamiento de los diabéticos.

El doctor Carlos Ballesta, jefe de la Unidad de Obesidad y Diabetes del Hospital Ruber Internacional, no solamente fue pionero en las operaciones por laparoscopia, ahora también empieza a ser conocido como el doctor que cura la diabetes.

La operación gástrica que realiza impide que la enfermedad progrese, aunque ésta continúe presente. Estos enfermos “siguen siendo diabéticos tras la operación”, apunta Ballesta. El facultativo ha explicado en qué consiste la operación, que fue utilizada para personas con obesidad, pero que también resultó ser efectiva contra la diabetes.

Las personas con obesidad, generalmente, llevan aparejada la enfermedad de la diabetes Tipo 2, la más común. Tras la intervención quirúrgica, no solamente bajaban de peso sino que además la diabetes desparecía.

El doctor y su equipo se plantearon entonces realizar esta operación a diabéticos con sobrepeso, lo que llama “Diabesidad”, y después a diabéticos sin problemas de peso. Así la técnica se depuró hasta conseguir hacer un “bypass metabólico” que hace que el paciente deje de depender de la insulina y no pierda peso.

El doctor Ballesta aclara que la operación hace que el paciente no dependa de la insulina, aunque sí deberá continuar con un tratamiento vía oral, puesto que continúa padeciendo diabetes. “El paciente sigue siendo diabético. Nosotros conseguimos que la enfermedad no progrese y que la necesidad de insulina sea menor”, insiste.

El facultativo asegura que desearía que todos los pacientes fueran aptos para esta intervención, pero reconoce que no es así. Esta operación únicamente tiene una alta tasa de éxito en pacientes con diabetes Tipo 2 y en aquéllos que tienen una reserva pancreática óptima. Un simple análisis de sangre indica a los facultativos si el paciente tiene suficiente reserva pancreática para que la operación sea un éxito.

Este indicador permite saber al doctor si el páncreas del paciente sigue siendo funcional y en qué grado, es decir, que este órgano puede producir la insulina necesaria. La ausencia de esta sustancia provoca la acumulación de azúcar en la sangre, la diabetes, lo que obliga a su inoculación regular en los enfermos de Tipo 2.

La evolución de la diabetes lleva aparejada una serie de dolencias que son más graves cuanto más tiempo pasa. La operación que realiza el doctor Ballesta y su equipo reduce el porcentaje de riesgo de sufrir esos graves daños colaterales, tales como que se reduce en un 14 % el riesgo de infarto de miocardio; un 37 % menos de riesgo de sufrir complicaciones microvasculares y un 43 % menos el riesgo de amputaciones o muertes por desórdenes vasculares periféricos.

Así pues, la operación no cura totalmente la diabetes, pues el páncreas sigue dañado, pero sí la enfermedad mejora, se paraliza su evolución, se reducen los riesgos de padecer las complicaciones de esta dolencia y, en definitiva, la calidad de vida del enfermo mejora notablemente. Ballesta asegura que la operación es segura, pero “por desgracia” no todas las personas son aptas para someterse a ella para curar su diabetes.

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