En un análisis publicado por la revista The Lancet Global Health, un panel de especialistas urge a la comunidad médica a reconocer la diabetes de tipo 5 como una enfermedad diferente a las demás diabetes, una propuesta que está avalada por la Federación Internacional de Diabetes.
Esta forma de la enfermedad, que se describió por primera vez en 1955 y cuyo nombre “tipo 5” fue reconocido por la Federación Internacional de la Diabetes en abril de 2025, la padecen 25 millones de personas con un índice de masa corporal bajo, sobre todo en países de ingresos bajos y medianos, según estiman los autores.
Las personas con diabetes tipo 5 no producen suficiente insulina, pero su cuerpo procesa la insulina con normalidad, al tiempo que no suelen sufrir cetoacidosis y su sistema inmunitario no ataca al páncreas.
El documento se refiere a la Declaración Vellore, el resumen de las discusiones de un grupo de trabajo que propone una declaración de consenso internacional acerca de una entidad tradicionalmente mal definida como diabetes asociada a malnutrición, para la que proponen el nombre de diabetes tipo 5, y un reconocimiento que procure mejoras en la prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
Al ser una patología asociada a malnutrición continuada, posiblemente desde la etapa prenatal hasta la adolescencia, se trata de un problema raro en el mundo desarrollado, pero que suele ser bastante frecuente en países de bajos y medianos ingresos.
La problemática está relacionada con la falta de investigación, precisamente debido a que no es un problema del primer mundo. Por este motivo, en los países receptores de migrantes, como es el caso de España, el sistema de salud debe tener en cuenta la existencia de la entidad, ya que algunos de esos migrantes pueden presentar la enfermedad debido a las pobres condiciones de vida de sus lugares de origen, que es precisamente por lo que muchos abandonan sus hogares.
El documento establece recomendaciones muy claras y lógicas, que pasan porque se requiere más investigación para comprender su causa, su carga médica y social, su historia natural y su epidemiología. Ademas, resulta necesario establecer grupos de trabajo que valoren los criterios diagnósticos propuestos en diversas poblaciones, y es necesario llevar a cabo estudios de intervención con el objetivo de establecer la mejor forma de tratamiento.