Cada vez son más los testimonios de personas con diabetes que denuncian situaciones de discriminación en el ámbito laboral. A pesar de los avances médicos y sociales en torno a esta enfermedad, el desconocimiento y los prejuicios continúan generando barreras que dificultan el acceso y el desarrollo profesional de quienes la padecen.
Desde la imposibilidad de optar a ciertos puestos hasta dificultades para conciliar los cuidados necesarios con la jornada laboral, los retos son numerosos y afectan directamente a la calidad de vida de este colectivo.
La diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2, requiere una gestión constante que puede incluir medicación, controles de glucosa y pautas alimenticias estrictas. Sin embargo, muchos empleadores desconocen las implicaciones reales de la enfermedad y, erróneamente, la asocian con una menor productividad o con riesgos para la empresa. Esta visión distorsionada genera situaciones en las que los candidatos con diabetes son descartados de procesos de selección o enfrentan trabas para ascender profesionalmente.
Diversos estudios y encuestas realizadas por asociaciones de pacientes revelan que más del 40 % de las personas con diabetes han percibido algún tipo de discriminación laboral. Entre los casos más comunes se encuentran los despidos injustificados tras comunicar el diagnóstico, la negativa a adaptar horarios para la administración de insulina, o la exclusión de actividades relacionadas con la empresa bajo el pretexto de “proteger” al trabajador. Estas prácticas, además de vulnerar los derechos fundamentales, generan inseguridad y merman la autoestima de los afectados.
En este sentido, las organizaciones advierten que la discriminación no solo se produce en el proceso de contratación, sino también durante el desarrollo de la actividad laboral; de manera que los empleados con diabetes pueden sufrir acoso, comentarios inapropiados o presión para ocultar su condición, lo que dificulta la correcta gestión de la enfermedad. Además, en muchos casos, el miedo a perder el empleo lleva a los trabajadores a no solicitar las adaptaciones necesarias, poniendo en riesgo su salud.
La legislación española reconoce el derecho a la igualdad de trato y la no discriminación, y obliga a las empresas a realizar ajustes razonables para garantizar la inclusión de personas con enfermedades crónicas como la diabetes. Sin embargo, la falta de información y la escasa sensibilización en el entorno laboral hacen que estas medidas sean, a menudo, insuficientes o no se apliquen correctamente.
Así las cosas, las asociaciones de pacientes reclaman campañas de sensibilización y formación para empleadores y compañeros, con el objetivo de normalizar la presencia de la diabetes en el mundo laboral.
Por otra parte, los expertos subrayan la importancia de un cambio cultural que permita ver la diabetes desde una perspectiva realista y no estigmatizante.
El caso es que la enfermedad, bien gestionada, no impide desarrollar las tareas profesionales con total normalidad. De hecho, muchas personas con diabetes destacan por su capacidad de organización y su disciplina, cualidades altamente valoradas en el entorno laboral. En este sentido, es fundamental desmontar los mitos y ofrecer información veraz, rompiendo con los estereotipos que perpetúan la discriminación.
Frente a esta realidad, cada vez son más los afectados que alzan la voz y exigen respeto y oportunidades, de modo que la diabetes no debe convertirse en un obstáculo para el desarrollo profesional ni en motivo para la exclusión.
El reto está en construir entornos laborales inclusivos, donde la diversidad se entienda como una riqueza y se garantice el bienestar de todos los trabajadores. Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, en la que la salud no sea motivo de discriminación.

