La diabetes se apunta al tratamiento personalizado. En apenas cinco años, los nuevos medicamentos aparecidos y un mejor conocimiento de la enfermedad han llevado a la Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de Salud (RedGDPS) a revisar sus guías, adaptándolas mejor a los distintos perfiles del 8 % de la población que se calcula que tiene diabetes tipo 2.
“Hasta ahora íbamos un poco a piñón fijo”, ha afirmado Manel Mata al presentar el estudio. “Prácticamente solo medíamos el índice glucémico, ahora también se tienen en cuenta condicionantes clínicos. No es lo mismo una persona de 80 años con insuficiencia renal que una de 50 con obesidad abdominal”, ha puesto como ejemplo.
Cuenta el diario El País que estos dos factores se unen al de la fragilidad propia de personas muy mayores —a partir de los 75 años— en las que hay que atender más a su calidad de vida, que pretender un control exhaustivo del azúcar. Y estos se combinan con los distintos índices glucémicos, que miden una proteína en sangre que es capaz de dar un valor medio del nivel de azúcar en los últimos tres meses, la llamada HbA1c.
Así se evitan oscilaciones puntuales por saltarse o seguir estrictamente la dieta el día antes del análisis. Este nuevo protocolo de actuación resulta, por tanto, mucho más completo —y complicado— que el vigente hasta ahora, que prácticamente marcaba un único camino para todos los pacientes.
El nuevo tratamiento consiste en tres abordajes según el índice glucémico, que se pueden combinar con los tres condicionantes clínicos. Solo hay una recomendación común a todos los casos: dieta y ejercicio.
Además, al ampliar las posibilidades, se obtiene una ventaja añadida: alguno de los últimos tratamientos para la diabetes tiene otros beneficios, como que ayudan a adelgazar o a bajar la tensión.