Demuestran que el aceite de soja incrementa el riesgo de padecer diabetes

Una investigación de la Universidad de California Riverside (UCR) muestra que el aceite de soja no sólo conduce a la obesidad y la diabetes, sino que también podría afectar a las condiciones neurológicas como el autismo, la enfermedad de Alzheimer, la ansiedad y la depresión, según publica la revista Endocrinology.

No obstante, los investigadores advierten de que esto no sucede con otros productos elaborados con soja ni con la propia soja. Utilizado para freír comida rápida, añadido a los alimentos envasados y la comida para el ganado, el aceite de soja es, con mucho, el aceite comestible más ampliamente producido y consumido en Estados Unidos, aunque con mucho menos consumo en España y, según alertan los autores de esta investigación, muy probablemente no es saludable para los humanos.

De momento han demostrado que no es bueno para los ratones, ya que el nuevo estudio comparó ratones alimentados con tres dietas diferentes con alto contenido de grasa: aceite de soja, aceite de soja modificado para que sea bajo en ácido linoleico y aceite de coco. El mismo equipo de investigación de la UCR ya descubrió en 2015 que el aceite de soja induce obesidad, diabetes, resistencia a la insulina e hígado graso en ratones.

Posteriormente, en otro estudio de 2017, el mismo grupo comprobó que si el aceite de soja está diseñado para ser bajo en ácido linoleico, induce menos obesidad y resistencia a la insulina. Sin embargo, en el estudio publicado este mes, los investigadores no encontraron ninguna diferencia entre los efectos en el cerebro entre el aceite de soja modificado y el no modificado.

Específicamente, los científicos encontraron efectos pronunciados del aceite en el hipotálamo, donde tienen lugar una serie de procesos fundamentales. Según explica Margarita Curras-Collazo, profesora asociada de Neurociencia de la UCR y autora principal del estudio, «el hipotálamo regula el peso corporal a través de su metabolismo, mantiene la temperatura corporal, es fundamental para la reproducción y el crecimiento físico, así como su respuesta al estrés».

De esta manera, el equipo determinó que varios genes de ratones alimentados con aceite de soja no funcionaban correctamente. Uno de esos genes produce la llamada hormona del amor, la oxitocina. En ratones alimentados con aceite de soja los niveles de oxitocina en el hipotálamo disminuyeron.

El equipo de investigación descubrió aproximadamente otros 100 genes también afectados por la dieta del aceite de soja, por lo que creen que este descubrimiento podría tener repercusiones no solo para el metabolismo energético, sino también para la función cerebral adecuada y enfermedades como el autismo o la enfermedad de Parkinson. No obstante, advierten de que no hay pruebas de que el aceite cause estas enfermedades.

El equipo señala que los hallazgos solo se aplican al aceite de soja, no a otros productos de soja ni a otros aceites vegetales, y aún no ha aislado qué productos químicos del aceite son responsables de los cambios que encontraron en el hipotálamo, aunque ya han descartado a dos candidatos: no es ácido linoleico, ya que el aceite modificado también produjo alteraciones genéticas; ni es el estigmasterol, un químico similar al colesterol que se encuentra naturalmente en el aceite de soja.

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