Las proteínas β-conglutinas, presentes en el altramuz azul, interaccionan con la insulina humana ayudando a la captación de la glucosa gracias a la modificación de la expresión génica de su ruta de señalización, según concluye una investigación desarrollada por la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), en colaboración con el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) de Australia, la Universidad de Western Australia y la Universidad de Melbourne.
“La insulina funciona provocando una cascada de señalización, a través de proteínas, que hace que los receptores de glucosa sean localizados a nivel de la membrana celular, ayudando así a tejidos como el músculo a captar el azúcar que se encuentra en el torrente circulatorio y poder convertirla en energía para, por ejemplo, hacer ejercicio”, ha explicado José Carlos Jiménez López, investigador principal de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), y responsable de esta línea de investigación.
En los pacientes diabéticos, los niveles de expresión génica y síntesis de las proteínas que provocan esa cascada de señalización es muy inferior respecto a las personas sanas, siendo las células incapaces de responder a la acción de la insulina y de captar la glucosa que el organismo necesita.
“En nuestro experimento en vivo, a las células en sangre de pacientes de diabetes tipo 2 le hemos añadido las conglutinas purificadas, descubriendo que el nivel de expresión génica y síntesis de las proteínas de esta ruta de señalización se incrementa, pudiendo ayudar a pacientes diabéticos a incrementar dichas proteínas hasta niveles que hagan que las células se puedan comportar como las de personas sanas”, ha explicado Jiménez López.
Según los resultados que se están obteniendo con esta línea de investigación, que espera abordar la siguiente fase de experimentación con animales simulando el estado de diabetes tipo 2, los científicos consideran que podrían demostrar que esta proteína de altramuz azul podría aumentar la síntesis de insulina en el páncreas y mejorar dicho estado de diabetes, convirtiéndose no solo en una herramienta de prevención sino también de tratamiento de la diabetes tipo 2.
Los autores esperan que este trabajo aborde la siguiente fase de experimentación con animales simulando el estado de diabetes tipo 2, “de tal manera que tanto el estado fisiológico de la diabetes, como los niveles de insulina y el funcionamiento de su ruta de señalización podrían mejorar”, ha explicado el investigador.
El aumento de estudios que demuestran los beneficios para la salud que supone el consumo de semillas de altramuz azul ha hecho que se conozca la existencia de un aumento en el número de alérgicos a su semilla, siendo su incidencia algo menor que la alergia al cacahuete. “De esto también pretendemos sacar algo bueno. Hemos descubierto cuáles de las proteínas de esta familia en la semilla de altramuz azul son la que más reactividad producen con menor variabilidad dentro de la población, para poder ser utilizadas potencialmente en kit de diagnóstico e inmunoterapia para estas alergias”, aclara Jiménez López.