El Centro de Educación Diabética es el único centro educativo dirigido a jóvenes afectados de diabetes en Ruanda cuyo fin es instruirles sobre la enfermedad, ayudarles a mejorar su control y a aprender vivir con ella. Crispin Gishoma, director de la Asociación de Diabetes de Ruanda (RDA) originaria de este programa educativo, destaca la labor de este organismo que instruye a los jóvenes sobre la dolencia para que aprendan a vivir con ella.
Cuenta el diario El País que el programa didáctico de este centro educativo especial se desarrolla en torno a la formación sobre el comportamiento y el estilo de vida ante la diabetes. Esta instrucción se complementa con instrucción vocacional. Talleres de corte y confección, panadería, repostería y agricultura, se imparten con el fin de permitir que los jóvenes con diabetes consigan ser independientes tras el programa.
El programa es gratuito y hasta la fecha ya se han formado 97 jóvenes, que salen con un diploma que certifica sus conocimientos para el cuidado de la diabetes bajo el brazo.
No hay lugar para la diabetes en este país, donde los factores que influyen de manera adversa sobre la vida de las personas con diabetes son la pobreza, la discriminación, la inseguridad alimentaria, y la falta de educación.
Del millar de pacientes que tratan en Ruanda, cada año mueren al menos cinco, sobre todo debido a las complicaciones cardiovasculares sobrevenidas.
La diabetes en Ruanda se percibe como una enfermedad de ricos, debido al desconocimiento y los mitos, como achacar esta enfermedad a la brujería o el envenenamiento. También se relaciona con aquellos afortunados que pueden sobrealimentarse y malnutrirse... y no van mal encaminados. Los glucómetros, aparato imprescindible que mide el nivel de azúcar en sangre cuestan alrededor de 35.000 francos ruandeses, unos 35 euros. Y 15 euros más las tiras reactivas que lo acompañan específicamente, las cuales son de un único uso.