La ausencia de enfermeras especializadas en bombas de insulina está afectando a más de 200 personas que se han quedado sin atención tras la reciente baja requerida por parte de la única enfermera experta que quedaba a disposición de los pacientes, motivo que ha agravado una situación que llevaba tiempo preocupandolas a estos pacientes.
Según ha denunciado Aureliano Ruiz, presidente de la Asociación Cántabra de Diabetes, se trata de un problema "mucho más grave de lo que la gente se piensa", que ha añadio que aunque Cantabria, siempre ha estado "a la cabeza de España en la gestión de la diabetes, ahora vive su momento más delicado".
En este sentido, Ruiz ha detallado que "antes teníamos un número importantísimo de endocrinos y educadoras, pero la realidad es que, poco a poco, por jubilación, traslados, enfermedad o lo que sea, nos hemos quedado con una sola y nadie toma medidas. Ahora, la que nos quedaba, está saturada, le ha sobrepasado el trabajo en lo emocional y no le ha quedado más remedio que coger la baja".
Aureliano Ruiz ha admitido que la situación "no tiene una fácil solución" al tiempo que confesaba que los pacientes no saben qué hacer, poniendo como ejemplo que "me ha llamado una chica diabetes tipo 1 con bomba de insulina y embarazada que está indignada porque está llamando a un teléfono que hay para bombas y nadie le coge".
El caso es que la falta de enfermeras, que desempeñan un papel clave como educadoras, enseñando a los pacientes el correcto uso de las bombas de insulina, es el principal problema al que nos enfrentamos en Cantabria. En este sentido, Ruiz ha insistido en que "una bomba de insulina no es un juguete. Para empezar, cuesta un dinero importante al servicio Cántabro y hay que saber manejarla", para añadir que "alguien nos tiene que enseñar, que aconsejar, que vigilar y que controlar, porque por muy paciente experto que seas, necesitas que alguien te supervise en momentos determinados. Formar a una experta educadora lleva mínimo un año".