Un tratamiento que lleva tiempo usándose para la alopecia y la artritis ha demostrado funcionar como fármaco contra la diabetes para detener el progreso de la enfermedad y retrasar todo lo posible el inicio de las inyecciones de insulina. Se trata del baricitinib que acaba de dar un nuevo paso en su camino hacia el tratamiento de la diabetes tipo 1.
Gracias a un ensayo clínico ciego, se ha demostrado que la eficacia de este fármaco puede extenderse durante más de un año y que, además, los efectos secundarios son muy escasos: todo ventajas para un nuevo medicamento contra la diabetes tipo 1.
Los expertos advierten que habrá que realizar más ensayos clínicos antes de añadir este nuevo uso de una vez por todas, pero todo parece avanzar a partir de este ensayo que se acaba de presentar en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), celebrada recientemente en Viena.
Las pruebas ya habían demostrado que el baricitinib inhibe un tipo de proteínas inmunitarias conocidas como quinasas Janus, demostrando ser eficaz en el tratamiento de afecciones como la alopecia autoinmune, la artritis reumatoide o la colitis ulcerosa. En 2023 se demostró además que podría ser eficaz como fármaco para la diabetes tipo 1, sin embargo, no se conocían sus efectos con el paso del tiempo.
Ahora, gracias al ensayo bautizado como Baricitinib in New Onset Type 1 Diabetes (BANDIT), se ha sabido que sus efectos perduran en el tiempo, de modo que pueden ralentizar el avance normal de la enfermedad.
Para llevar a cabo este estudio se contó con la participación de 91 personas de entre 10 y 30 años a las que se les había diagnosticado diabetes tipo 1 en los 100 días anteriores. Resultaba importante que el diagnóstico fuese reciente, ya que si el ataque a las células pancreáticas lleva mucho tiempo produciéndose, es más difícil actuar.
La mitad de los pacientes tomó una píldora de baricitinib al día durante 48 semanas, mientras que el resto hizo lo propio con una pastilla de placebo. Ninguno sabía cuál de las dos opciones estaban recibiendo, y al comienzo del ensayo y en las semanas 12, 24 y 48, se midieron los niveles de péptido C de los participantes, un marcador de la secreción de insulina que sirve como indicador del estado de las células del páncreas.
También se midieron los niveles de glucosa y HbA1c, que actúa como indicador de los niveles de azúcar a largo plazo, y a las 48 semanas, los niveles de péptido C fueron de 0,65 en el grupo de baricitinib y de 0,43 en el de placebo, lo que indica que quienes recibieron el fármaco para la diabetes estaban produciendo su propia insulina con más eficiencia.
Sin embargo, después de suspender el tratamiento, los niveles de péptido C cayeron a 0,49 en el grupo de baricitinib y 0,36 en el grupo de placebo a las 72 semanas, y luego a 0,37 y 0,26, respectivamente, a las 96 semanas, lo que significa que no era una casualidad, y era el baricitinib el que estaba salvando a las células del páncreas.
Y es que al retirarlo, se volvía a dificultar la síntesis de insulina, y de hecho, tras 72 y 96 semanas de tratamiento, los pacientes ya necesitaron inyectarse prácticamente la misma cantidad de insulina que los que no probaron el fármaco, lo ques indica que, más allá de la alopecia y otras enfermedades autoinmunes, baricitinib puede ser una opción ideal para pacientes con diabetes tipo 1 en fases tempranas.
En este sentido, los investigadores creen que podría ser una buena opción de tratamiento incluso antes de la aparición de los íntomas, en personas con una gran predisposición genética a la enfermedad, algo que ahora quieren probar con otro ensayo clínico.
En cualquier caso, todo irá más rápido que con un fármaco descubierto desde cero, ya que numerosos pacientes lo han recibido con otros fines y su seguridad está más que comprobada.