El aumento de la carga ácida en la dieta a través de la ingesta de proteínas de origen animal, aumenta el riesgo de diabetes, según demuestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm) y publicado en la revista Diabetologia.
El doctor Guy Fagherazzi, director de la investigación, ha destacado que “nuestros resultados muestran, por primera vez en un gran estudio prospectivo y con independencia de otros factores de riesgo para la enfermedad, que la carga ácida alimentaria se asocia con un mayor riesgo de diabetes tipo 2″.
Concretamente, según recoge el portal Somos Pacientes, la dieta rica en alimentos acidogénicos incluidos en los alimentos de origen animal, puede inducir una carga ácida que no se compensa por la ingesta de frutas y verduras. Se trata pues de una dieta que, en consecuencia, puede provocar acidosis metabólica crónica y dar lugar a una disminución de la sensibilidad a la insulina, lo que a su vez conlleva la aparición de diabetes.
Según explican los autores de la investigación, “una dieta rica en proteínas animales puede favorecer la ingesta neta de ácido, mientras que la mayoría de las frutas y verduras forman precursores alcalinos que neutralizan la acidez. Y es que al contrario de lo que generalmente se cree, la mayoría de las frutas como las, manzanas, peras, plátanos e, incluso, limones y naranjas, en realidad reducen la carga de ácido en la dieta una vez que el cuerpo los ha procesado”.
Para llevar a cabo el estudio, los autores evaluaron la relación de la acidosis de la dieta y el riesgo de diabetes tipo 2 en 66.485 mujeres incluidas en el estudio E3N-EPIC. Tras 14 años de seguimiento, un total de 1.372 participantes fueron diagnosticadas de diabetes tipo 2. Los resultados mostraron que las mujeres con mayor consumo de dietas ácidas tenían un riesgo hasta un 56 % mayor de desarrollar la enfermedad.
El riesgo fue mayor en aquellas mujeres que, siguiendo una dieta rica en alimentos acidogénicos, tenían un índice de masa corporal (IMC) inferior a 25 kg/m2, o lo que es lo mismo, en las mujeres con un peso normal, cuyo riesgo fue un 96 % mayor por solo un 28 % en el caso de aquellas con exceso de peso, esto es, con un IMC mayor a 25 kg/m2.